Europa se está movilizando, la tijera de los bancos y gobiernos ha logrado levantar de la comodidad de su sofá al occidente que poco a poco está viendo cómo el estado del bienestar va agujereándose conforme pasa el tiempo, el IBEX y la prima de riesgo. Movilizaciones en Irlanda, Portugal, Grecia, España, Francia... a la lista se le suma Reino Unido, esta vez la reforma del sistema de pensiones del sector público ha sido la detonante de la mayor huelga registrada en el país en treinta años.
Anciana reivindicando su pensión |
Según los planes del gobierno del primer ministro conservador David Cameron, la edad de jubilación se elevará a los 66 años. Además, los trabajadores deberán aumentar sus contribuciones. Cameron dice que la medida es necesaria por el déficit en las cuentas públicas y porque la crisis europea ha tenido un impacto negativo en el crecimiento del país.
Es la primera protesta a gran escala contra el Gobierno de David Cameron, que ha vivido la jornada con cierto pánico, debilitado por el impacto mediático del grave empeoramiento de la situación económica y el deterioro de las cuentas públicas revelado la víspera.
Una huelga de gran impacto, muy seguida en escuelas ya que el 60% de las instituciones educativas han decidido echar el cerrojo y unirse a las protestas. El otro peso pesado, la sanidad, también se unió aunque no con tanto éxito a las protestas. Según cifras oficiales, se han cancelado 6.000 de las 30.000 operaciones que estaban programadas para este miércoles, aunque también se han cancelado decenas de miles de citas médicas. Las ambulancias solo atendían urgencias de primer orden. También ha afectado a la atención al público en numerosos departamentos ministeriales, tribunales y otras administraciones gubernamentales.
Decenas de miles de personas se manifestaron por la mañana en las principales calles del país: en particular Londres, Manchester, Edimburgo y Cardiff. El dispositivo de vigilancia en la capital ha sido espectacular, especialmente a la altura de la sede del Tribunal Superior de Justicia, que coincide con las puertas de entrada de la City. A primera hora de la tarde, un centenar de los llamados indignados entraron en las oficinas de una compañía minera cerca de Piccadilly, aunque sin intención de asentarse en él de forma permanente.
La huelga ha sido un éxito político para los sindicatos, ahora está por ver si serán capaces de mantener una campaña sostenida en defensa de una reivindicación que la mayoría de la población observa con comprensión y simpatía pero también con cierto recelo. No solo el argumento del Gobierno: si la vida es más larga es necesario cotizar más para sostener el sistema, sino porque la realidad es que aunque los empleados públicos teman por el futuro de sus pensiones, la mayoría de los trabajadores del sector privado no tienen ese miedo porque ni siquiera tienen pensiones. Y si las del sector público necesitan más dinero para mantener el sistema, ese dinero acabará saliendo o de las cotizaciones del sector público o de los impuestos de todos los contribuyentes.
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