Que Artur Mas informe sobre los recortes que va a aplicar en Cataluña tan sólo dos días después de las elecciones generales no es casualidad, las medidas tienen tal grado de impopularidad que podría haberle pasado mucha factura a Ciu que, finalmente, logró sus mejores resultados en unas generales.
El president de la Generalitat, Artur Mas |
Este plan de ahorro catalán incluye reducción del sueldo de los funcionarios, subida de tasas
universitarias, del canon del agua, del transporte público y de las
gasolinas, además de introducir un sucedáneo del copago sanitario con un
recargo en las recetas. La Generalitat se siente legitimada para dar
esta vuelta de tuerca a su ajuste, después de que CiU recibiera 300.000
votos más que en 2008 y superase por primera vez a los socialistas en
unas generales. A pesar de haber ejecutado ya recortes en sanidad,
educación y protección social. En la misma línea, el PP de María Dolores
de Cospedal creció más del 6% en Castilla-La Mancha, pese al
'tijeretazo' acometido en la comunidad más deficitaria.
Eso no es todo, Artur Mas se ha lanzado a rebatir con hechos las críticas que le han
llovido porque recortaba gasto en todo excepto en políticas
identitarias. TV-3, la joya de la
corona del universo mediático catalán, también tendrá que ajustarse el
cinturón: el presupuesto de la empresa pública de radio y televisión se
reducirá un 13%, cerrará dos de sus seis canales y tendrá que renunciar a
emitir la liga de fútbol, que es lo que precisamente le ha permitido
mantener el liderazgo de audiencia los últimos años. El mensaje es
claro: nada se escapa de los recortes.
Estos recortes en los servicios públicos han incentivado el
incremento del paro. El número de desempleados, 615.600, es el 8,7%
superior a la cifra registrada hace un año, cuando Ciu ganó las autonómicas en Cataluña. Artur Mas tiene tres años
para corregir la situación si quiere cumplir su objetivo de legislatura,
que era situar la tasa de paro por debajo del 10%.
Los sindicatos CC OO, UGT y CATAC preparan movilizaciones contra el recorte salarial a los empleados públicos.
A la espera de que la administración concrete los recortes, los
representantes de los trabajadores convocarán asambleas en los centros
de trabajo y reuniones entre los tres sindicatos para consensuar un
calendario que, de entrada, excluiría la huelga. Los empleados son
reacios a paros porque, argumentan, contribuye al ahorro que persigue la
administración.
La famosa crisis económica se ha convertido en cabeza de turco, y las políticas de austeridad cada día ocupan más portadas en las cabeceras nacionales proclamándose las salvadoras de un país que se encuentra a merced de la UE.
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