La grave situación financiera de Italia ha sacado del trono a trompicones a un Silvio Berlusconi mucho más mayor y serio de lo que ha pretendido aparentar a lo largo de su mandato. Tarde ha reaccionado o eso han debido de pensar sus socios de gobiernos quienes no han apoyado ninguna medida que los omnipresentes Nicolás Sarkozy y Ángela Merkel le exigieron cumplir.
Silvio Berlusconi |
Bruselas le exige reformar las pensiones, además de acometer de una vez medidas adicionales de ajuste, pero si lo hace la Liga Norte -un miembro clave de la coalición de Gobierno- amenaza con retirarle el apoyo y dejarlo caer. Lo cierto es que algo debe hacer Il Cavaliere no sólo para evitar las reprimendas de Alemania y Francia, sino porque además Italia está cada día más en el punto de mira acompañado por Atenas y un estresado Papandreou.
No basta con elevar la edad de jubilación a 67 años. "Ese es solo un elemento de los que deben estar sobre la mesa", advirtió Altafaj, que reclamó reformas de las pensiones, judicial, del mercado laboral y un paquete de medidas adicionales con un doble objetivo: recortes y crecimiento. Bruselas empieza a corregir el tiro y ya no exige solo austeridad. "No se trata solo de consolidación fiscal: hay que elevar el potencial de crecimiento de la economía italiana, especialmente ahora que experimentamos una ralentización de la recuperación económica", dijo.
Y es que Italia en silencio ha coqueteado demasiado con el estancamiento y sus problemas recientes en el mercado de deuda están relacionados con el hecho de que la economía transalpina ha mostrado un crecimiento más lento que el de otros miembros de la UE en los últimos meses. Tanto es el acoso europeo por dar el tijeretazo al déficit italiano, que pone en riesgo el propio puesto de Berlusconi en el gobierno.
Aunque sería una frivolidad afirmar que la principal víctima de esta situación sería el primer ministro, las exigencias de Europa conllevarían a una reducción del gasto público y recortes sociales que afectan directamente a los ciudadanos que ven cómo poco a poco todo de estanca a sus pies.
Aunque sería una frivolidad afirmar que la principal víctima de esta situación sería el primer ministro, las exigencias de Europa conllevarían a una reducción del gasto público y recortes sociales que afectan directamente a los ciudadanos que ven cómo poco a poco todo de estanca a sus pies.